La vida en obras


LA VIDA EN OBRAS


Durante uno de mis escasos viajes en soledad, asistiendo a un momento para mí único y probablemente -no, seguro- irrepetible, sin una cámara a mano, mi sonrisa de idiota desapareció. Enturbiado mi entusiasmo inicial por una desconocida sensación de vacío, ya sólo podía pensar en la desesperación de no haber compartido aquel momento, ni siquiera en diferido y enlatado, con aquellos que me ayudaron a llegar hasta allí y que en ese momento se encontraban a miles de kilómetros de mí. After but before quiere reparar en parte este eterno sentimiento de culpa del viajante, compartiendo documentos fotográficos, vídeos, ideas, textos, relatos...Cada uno conforma una pequeña viga, un ladrillo, un gramo de argamasa de un edificio a medio construir que difícilmente quede concluso.

Espero que lo disfrutéis


Zantonio

miércoles, 20 de octubre de 2010

La cara del pueblo

Yo nací rubio. Tenía una nariz grande, guardaba buena proporción con el resto de mis facciones, pero era grande. Los ojos un poco hundidos por la mañana y más bien saltones cuando llegaba la noche. Las cejas, cómo decir las cejas, bien perfiladas, separadas, castañas en invierno y rubias en verano. La boca con una leve inclinación hacia la derecha, quizás por ese torcer la boca en señal de escepticismo que empezó siendo un gesto consciente y acabó en reflejo. Labios grandes, carnosos, mamíferos, color rojo sangre y siempre húmedos. Mentón partido, no tanto como el de Cary Grant, pero casi.

Y era así hasta ayer. La espuma de afeitado mantuvo el suspense durante unos segundos, pero al retirarla apareció mi nuevo rostro. Un poco viejo, pensé, alopecia importante, ojos de un miel turbia poco acogedor, orejas alargadas, pesadas, hinchadas de años, defectuosas y fuera de garantía…como todo lo demás. No fue ninguna sorpresa, esperaba que sucediera, solo que no sabía cuándo. Si no supiera que soy yo, diría que quien se refleja en mi espejo es la panadera. Sí, porque Marina tiene una pequeña cicatriz en la mejilla del mordisco del Sansón, su perro mastín al que tuvo que sacrificar por agresivo. No, Marina no es gemela de la panadera, ni siquiera son hermanas. Simplemente ya tienen la cara del pueblo. Como yo.

Southbank Londres Abril 2010
Zantonio

No hay comentarios:

Publicar un comentario